Estar en las redes sociales en las empresas es casi una obligación. Está a la altura de tener una página web cuando llegó la explosión de Internet. Pero ¿alguien escucha a tu empresa en las redes sociales? Porque no es una obligación, sino algo que nos ayuda a conversar con nuestros clientes y generar una comunidad alrededor de nuestro negocio.
El error de base que las organizaciones tienen que asumir en su planteamiento en redes es que los clientes quieren hablar y relacionarse con ellas. La gente quiere hablar y relacionarse con sus amigos, y las marcas tienen que pensar en una estrategia para llamar la atención de estos clientes que también usan las redes sociales.
No basta con enviar mensajes de buen rollo cada día, de utilizar las redes para difundir los logros de nuestra empresa, su mensaje corporativo, etc. Esa comunicación que se lleva realizando toda la vida desde las notas de prensa o las newsletters. El cliente en redes sociales demanda otro tipo de lenguaje.
Por una lado es un espacio que debería servir para que ambos pudieran hablar directamente.
Esto obliga a las empresas a tener una respuesta rápida a la hora de recibir mensajes por esta vía que deberán canalizarse hacia atención al cliente.
Por otro lado, hay que lograr que nos escuchen, que se interesen por nuestros mensajes y lograr ese compromiso que hace que estén pendientes de nuestra comunicación. Esta es la parte más complicada. Porque no todas las empresas tienen claro qué estrategia seguir ni sirve copiar a los demás.
No es lo mismo una peluquería que un taller de coches, un supermercado que una estación de servicio.
El cliente puede ser el mismo para todos ellos, pero la forma de llegar a él no puede ser compartida. Por eso es importante que cada empresa encuentre su propia voz en las redes sociales. Y lograr que nos escuchen.