Low Cost, Un modelo de negocio de productos de buena calidad
Vuelos, peluquerías, el término ‘low cost’ acompaña nuestras compras diarias o servicios más o menos habituales. Quien no viaja es porque no quiere, quien no acude a la peluquería todas las semanas es por dejadez porque hay precios que son un regalo. Aunque también existen los regalos envenenados. Es decir, quien confunde bajo coste con baja calidad.
Ahí es donde aparece el dicho: “Lo barato sale caro”, sobre todo cuando crees que has alcanzado el éxito ofreciendo productos de baja calidad y peor aún: servicios. ¿Volverías a un salón de estética o a una tienda de zapatos donde te regalan prácticamente el servicio? No, si después tu pelo quedó de color verde y tus pies destrozados.
Afortunadamente no ocurre en la mayoría de empresas low cost.
El modelo low cost como salida si los números no cuadran
Pero no todo es negativo, si se apuesta por una franquicia con un público asegurado y el servicio es de calidad, las franquicias de peluquerías son un ejemplo, y una buena opción como modelo de negocio low cost.
Si algo hemos aprendido con las crisis económicas es que ciertos lujos se dejan en la última posición de la lista de cada uno, pero la estética, la belleza…, son cuestiones que a un precio razonable se intenta no abandonar, sobre todo, porque supone no sólo ir arreglado, también ejerce un fuerte poder en nuestra autoestima.
Low cost no tiene que ser sinónimo de baja calidad
Recuerdo el enfado de un conocido que era abogado y le parecía muy mal que existiera una franquicia dedicada a la abogacía que ofrecía precios más competitivos que los de su despacho, echando la vista atrás y viendo que hablo de hace diez o doce años, ¿qué pensaría ahora?
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En 2019 muchos profesionales rechazan la connotación negativa del término low cost.
El precio puede ajustarse porque se gestiona mejor. Es el punto de vista de empresas que apoyadas en las nuevas tecnologías, ofrecen servicios jurídicos como si fueran productos.
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De nuevo, la misma cuestión: bajo coste no tiene que significar que los servicios que te ofrezca un abogado sean malos.
Se trata de adaptarse a la oferta y la demanda, y hoy día el consumidor mira mucho cada peso que invierte, tanto en cortarse el pelo como a la hora de viajar, así que por supuesto lo hará en el momento de contratar un abogado.
Cortesía: PyMes y Autónomos